sábado, 12 de octubre de 2019

VOLVER


      Os pido disculpas a todos por llevar tanto tiempo sin actualizar el Blog. No he estado desaparecido exactamente. Pasé una época en la que necesitaba cuidarme y centrarme en mí. Y después, cuando me recuperé, volví a dar mis charlas sobre mi experiencia en primera persona con el TOC. Entre las charlas, mi trabajo, la novela que estoy escribiendo actualmente... no he tenido otro remedio que dejar el blog aparcado, esperando el momento oportuno para volver. 
     Ese momento es hoy. Estas semanas he recibido la alegre noticia de que Tocados ya ha entrado en su 3a edición y he tenido el honor de recoger el Premio Salud Mental 2019 otorgado por la Federación de Salud Mental de Castilla y León y -más recientemente- el Premio Quijote otorgado por la Federación Salud Mental de Castilla La Mancha. Mi madre dice que estoy recibiendo de vuelta por todo lo que he ido cultivando estos años. Ya sabéis, las madres... Yo estoy muy agradecido y, como suelo decir, hago lo que puedo, hasta donde puedo, lo mejor que puedo. 

“La Junta Directiva de la Federación ha decidido, por unanimidad, conceder a D. Damián Alcolea el Premio D. Quijote 2019, por considerar que sus valientes testimonios en primera persona han contribuido de manera esencial en la lucha contra el estigma en salud mental.
En una sociedad donde las personas con problemas de salud mental viven estigmatizadas, donde determinados problemas de salud mental conllevan exclusión y rechazo y otros se banalizan o no se afrontan, los testimonios en primera persona de D. Damián Alcolea suponen una mirada de esperanza para todo el colectivo de personas con sufrimiento psíquico y sus familias y una puerta hacia la lucha y la reivindicación de derechos.”

          El otro día viví una jornada muy especial en Toledo. Yo recogía el Premio Quijote otorgado por la Federación de Salud Mental de Castilla La Mancha. Estaba en mi región y parte de mi familia pudo trasladarse desde mi pueblo para estar en el acto. El momento en que di mi discurso fue muy emocionante. Muchas personas me pidieron más tarde si podían tener el texto por escrito y, por eso, he decidido sacar un hueco hoy para publicarlo en el blog. Probablemente, en las próximas semanas, vaya publicando algunos discursos más que he dado en el último año.  
           Espero que os guste. Os dejo una bonita foto de la jornada.    



Mi madre, mi hermana Sandra con mi sobrino Fernando, mi padre y yo.

DISCURSO DE AGRADECIMIENTO
PREMIO QUIJOTE SALUD MENTAL 2019
“UBUNTU”


Un antropólogo estaba estudiando los hábitos y costumbres de una tribu zulú de Sudáfrica. Se lo ocurrió poner una cesta llena de frutas y dulces a la ató un precioso lazo azul. La puso debajo de un árbol solitario y se alejó unos metros. Dibujó una línea en el suelo y llamó a todos los niños y niñas de la tribu. Entonces les dijo que se colocarían detrás de la línea y que cuando él diera la señal correrían hacia la cesta y que el primero en llegar se quedaría con todas las frutas y todos los dulces.
Los niños se colocaron tras la línea de salida y el antropólogo dio la señal pero lo que ocurrió después le dejó sin palabras. Inesperadamente, todos los niños se cogieron de las manos y corrieron juntos hacia la cesta. Cuando llegaron, se sentaron a disfrutar en grupo de todos los manjares. 
El antropólogo no se lo podía creer así que se acercó a ellos y les preguntó porqué había hecho eso. 
Una de las niñas dijo: Ubuntu. ¿Cómo cualquiera de nosotros podría estar contento si todos los demás están tristes? 
Él preguntó: “¿Qué significa Ubuntu?”  “Yo soy porque nosotros somos”.

El lema de este año del día mundial de la Salud Mental es Conecta con la vida.
Cuando uno vive con malestar psíquico hasta un grado que siente que es insoportable, lo que pasa es precisamente que desconectas de la vida.
Y lo sé porque como muchas personas, también lo he vivido.

Desde pequeño viví con miedo. Le tenía miedo a todo. Desde ir solo al baño a la oscuridad. Y pronto ese miedo se convirtió en sufrimiento. Y con el tiempo ese sufrimiento llegó a hacerse simplemente incontenible. Yo dormía mucho, todo lo que podía. No encontraba tiempo ni energía en ver a mis amigos. Sentía que no podía encontrar belleza en ningún lugar. Apenas comía ni tenía fuerzas para nada. No encontraba sentido en lo que antes me hacía feliz. Sentía que no tenía fuerza para vivir. Literalmente. 

Es imprescindible recordarlo: diez personas se quitan la vida al día en nuestro país. En 2017 se suicidaron 3.679 personas. En España, el suicidio lleva siendo la primera causa de muerte no natural durante 12 años duplicando al número de fallecimientos por accidentes de tráfico. Sin embargo, hablar de suicidio, de intentos de suicidio o de ideaciones suicidas sigue siendo un enorme tabú y suponiendo un auténtico estigma social.     

Yo tuve ideaciones suicidas pero afortunadamente volví a conectar con la vida. Y hoy quiero dar las Gracias a Dios por haberme ayudado a hacerlo. Y por haberme ayudado a convertir mis heridas en una herramienta de contribución. Por ayudarme a despertar conciencia colectiva en torno a la salud mental. Y por permitirme dar esperanza para seguir aunque solo sea a una persona. 

Como sociedad no podemos mirar hacia otro lado ni seguir dejando la conversación oculta como si fuera un motivo del que avergonzarnos. Y sobre todo, como dijo ayer Nel González, Presidente de la Confederación Salud Mental España, “no podemos poner la responsabilidad del malestar psíquico en los propios individuos que lo sufren”. Es una responsabilidad de nuestra sociedad tratar este tema de una forma integral y transversal pues las causas del sufrimiento psíquico son en la mayoría de los casos sociales y transversales. 

Decía Jiddu Krishnamurti, “No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”. 

Nuestra sociedad eleva a los altares del éxito social la juventud, la belleza física, la fuerza o la productividad. Constantemente recibimos señales constantes de que si no somos productivos no somos valiosos. De que si no somos lo suficientemente bellos no somos aptos. De que si somos demasiado mayores ya no somos importantes. De que si no somos lo suficientemente delgadas o masculinos o femeninas o inteligentes no merecemos ocupar un espacio. Y esas señales las recibimos en todas partes: a través de la publicidad, a través del acceso al mercado laboral... 

No nos damos cuenta de que la misma naturaleza patológica de nuestra sociedad es la primera responsable del malestar psíquico que padecen miles, millones de personas. 

¿Cómo puede una persona sensible mantener la cordura al ver que miles de personas mueren en el mediterráneo mientras Europa sigue vendiendo armas a los países de los que huyen? 
¿Cómo puede una persona sensible mantener la cordura al ver que el coste de la corrupción en España asciende a miles de millones de euros anuales mientras ve como familias enteras son desahuciadas?  
¿Cómo puede una persona sensible mantener la cordura cuando las personas que sacan de la tierra los alimentos que nos dan de comer cobran una miseria mientras los banqueros cobran cifras astronómicas?

¿Cómo puede una persona sensible mantener la cordura cuando la sociedad en la que vive la ha perdido completamente? ¿Cuando actitudes patológicas de odio, egoísmo, se convierten en la norma?
Y sin embargo, los bien adaptados son los cuerdos. Y los que sufrimos, somos los locos.         

Hoy me llena de orgullo estar en mi tierra para recibir este reconocimiento y doy las gracias a la Federación de Salud Mental Castilla La Mancha por haber convenido que soy merecedor de este Premio Quijote. 

Y me gustaría dedicárselo:
-En primer lugar, porque lo que se recuerda sigue vivo, a los que ya no están porque no pudieron más. Porque no encontraron la manera de seguir. Porque perdieron toda esperanza. 
-A los que sufren tanto y están tan desesperanzados que la idea del suicidio se ha hecho para ellos una compañera. Sois importantes. Sois necesarios. Buscad la luz. Volved a conectar con la vida. 
-Al Movimiento Asociativo de Salud Mental y al Comité de Salud Mental en primera persona que tan gran labor está haciendo por conquistar espacios en los que se oigan voces de personas que viven con diversidad psíquica.
-A las familias, que luchan por los derechos y la dignidad de sus familiares con malestar psíquico y que les animan a usar su voz y a vivir con orgullo.
-A los profesionales de los servicios de salud mental pública de Castilla La Mancha que - a pesar de la precarización y de la falta de recursos- luchan por ofrecer una atención digna, humana y de calidad.
-Y por último me vais a permitir que se lo dedique a toda mi familia pero en particular: a mi madre, a mi padre, y a mis hermanas Cortes y Sandra. Sé que a veces ha sido difícil. Gracias por, en muchos momentos, solo estar ahí, a mi lado sin juzgarme pues eso era lo que más necesitaba.

Yo, como el Quijote, como todos los que estamos aquí hoy, soy solo un loco soñador que cree que otro mundo es posible. Pero ese mundo solo será posible si lo hacemos posible. No hay ya tiempo de esperar que todos nos queramos decidir a hacerlo. Ese mundo nuevo ya está aquí y en él todos tenemos un espacio y nadie es más que nadie. 
Y en ese mundo que sueño la Salud Mental tendrá el valor y la importancia que se merece. Por parte de la sociedad y por parte de las administraciones. La gente hablará sin miedo de malestar psíquico y de suicidio, ya que se ha comprobado que hablar de ello ayuda a prevenirlo. Las personas no tendrán que esperar meses para ser atendidas por un psicólogo de la seguridad social cuando se encuentran al borde del abismo. Y nuestra sociedad pondrá el valor en lo verdaderamente importante. 

Decía el activista por los derechos LGTB Harvey Milk, “tenemos que darle a la gente esperanza”. Es nuestra obligación darle a la gente esperanza. Sobre todo, como él decía, a las personas que sienten que se encuentran en los márgenes de nuestra sociedad: a las personas migrantes, a las mujeres víctimas de la violencia machista, a las personas que viven en las prisiones, a las personas sin hogar... 
Es responsabilidad de todas y de todos escuchar al otro, estar al lado del otro sin juzgar. En definitiva, es responsabilidad de todas y de todos ayudar a los demás a conectar con la vida. 
Y recordar siempre que “yo soy porque nosotros somos”.


Damián Alcolea 
Toledo, 10 de Octubre de 2019 



martes, 10 de octubre de 2017

CARTA ABIERTA A PABLO MOTOS CON MOTIVO DEL DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL:

Estimado Señor Motos;

Me llamo Damián Alcolea. Soy actor y escritor y padezco trastorno obsesivo-compulsivo desde que tengo uso de razón. 

Durante estos últimos días he presenciado con estupefacción cómo se ha tratado el trastorno obsesivo-compulsivo en muchos medios de la televisión generalista a partir de la promoción de la película TOC TOC. Pero si le escribo esta carta a usted directamente es con motivo de la entrevista que realizó la semana pasada a los actores de dicha película Paco León y Alexandra Jiménez y por el trato que indirectamente usted dio a todos los que luchamos día a día con un  trastorno que puede llegar a ser profundamente incapacitante y que afecta a alrededor de un millón de españoles. 

Como actor, soy consciente del poder del humor para distanciarnos de la realidad, reírnos de ella y así provocar cambios en nuestra sociedad. Pero creo sinceramente que el humor deja de serlo cuando al protagonista no le hace ni puñetera gracia. 

Estoy enfadado, Señor Motos. Déjeme decirle que no espero que usted tenga un conocimiento profundo acerca de todos los temas sobre los que habla (aunque sería lo ideal sinceramente) pero lo que sí espero es que los trate con respeto, que abandone esa frivolidad que en muchos casos no solo resulta cansina sino también perversa y que se documente lo suficiente al menos para saber en este caso que obsesiones y manías no son lo mismo que un TOC y que no, todos no tenemos trastorno obsesivo-compulsivo. 

A muchos este les parecerá un tema de poca relevancia, sobre todo ahora que parece que todo está dominado por un único tema. Sin embargo, hoy 10 de Octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. El día en el que activistas y asociaciones, pacientes y familiares celebran los avances sociales que resultan del trabajo de todo un año. Yo mismo llevo tres años dando conferencias y charlas en torno al TOC, compartiendo mi experiencia personal y divulgando para que la sociedad comprenda en qué consiste nuestro sufrimiento y nuestra lucha. Pues bien, déjeme decirle, Señor Motos, que en menos de cinco minutos de su programa todo ese trabajo que tantos hemos hecho parece (al menos por un momento) haber caído en saco roto. 
Así de grande es el poder que usted y su programa en prime-time tienen. Pero tan grande como su poder, como decía Spiderman, ha de ser su responsabilidad. 
Una broma desafortunada en su programa (por mucho que su intención no haya sido mala) reincide en el estereotipo que tantas y tantas personas luchamos día a día, año a año, por derribar. 

Puede haber gente que diga que le debemos estar agradecidos, Señor Motos. Al menos (desde su punto de vista) ha “hablado” del trastorno y ha ofrecido cierta visibilidad. Opino que todos ellos no podrían estar más equivocados. Y a todos esos les digo que esa visibilidad yo no la quiero. Deseo y merezco que en medios como el suyo se dé una visión de los pacientes formada y completa y que no esté dirigida mayormente a buscar un chiste fácil que acaba estando envenenado. 

Para ser justos, Señor Motos, he de decir también que usted no ha sido el único que ha tratado este tema de un modo que personalmente considero inapropiado. Resulta obvio decir que a nadie medianamente decente se le ocurriría reírse de alguien que sufre una enfermedad física incapacitante. ¿Qué nivel ético y moral puede alcanzar una sociedad cuyos medios de comunicación más populares aprovechan la plataforma que tienen para desnostar —sin ni siquiera ser conscientes de que lo hacen— a las personas que sufren una enfermedad mental, para reírse de aquellos que precisamente son más vulnerables? 

Nosotros también somos héroes, pese a lo que mucha gente pueda pensar. Puede que nuestras heridas no sangren, señor Motos, pero le aseguro que están ahí y a la mayoría nos lleva toda una vida aprender a vivir con ellas. Luchamos por ser felices y por tener una vida digna tanto como usted y el resto de la sociedad. Así que sí, somos héroes. Y merecemos respeto, el mismo respeto, empatía y sensibilidad que su espacio mostró cuando se habló del daltonismo en otro segmento del mismo programa. 

Si quiere saber de verdad qué es el TOC, le emplazo a que vea este vídeo en el que se puede entender que nosotros, mujeres y hombres que padecemos TOC, también somos héroes que luchamos cada día por seguir adelante pese a las enormes dificultades y a una sociedad que aún hoy, en muchas ocasiones, nos utiliza como objeto de mofa. 


Pues eso. Que haga uso de su responsabilidad y nos trate con respeto. No merecemos menos. Gracias. 




lunes, 21 de noviembre de 2016

EL DESAFÍO DE VIVIR

"A partir de ahora, me voy a decir que sí" 

 La semana pasada tuve la suerte de ser invitado al 30 Aniversario de AVIFES (Asociación Vizcaína de Salud Mental) que llevó como lema "Cada vida, un desafío".

 Para el evento, preparé este discurso llamado "El Desafío de Vivir", que espero que os guste.

                                        


Arratsaldeon, buenas tardes; 
      
"Estamos ante un desafío: podemos convertir esta experiencia en una victoria o limitarnos a vegetar dejando de ser personas". 

Esta frase es del psiquiatra Viktor Frankl. Pero la primera vez que la dijo no fue en su consulta ni en una de sus conferencias sino en el campos de concentración de Auswitchz tratando de motivar a sus camaradas frente al hambre, el frío y la oscuridad de lo que a algunos les parecía el final de sus vidas.

Viktor era judío y fue hecho prisionero por los nazis junto a su familia y su mujer embarazada. Todos excepto él perecieron. Viktor lo perdió todo, incluida su obra, un manuscrito que resumía el trabajo profesional que había realizado durante veinte años, que fue hecho trizas ante sus ojos.

Viktor Frankl se vio forzado a encontrar el sentido de su existencia bajo muy difíciles circunstancias. Y siempre defendió que es la voluntad de encontrar ese sentido (no la búsqueda del placer ni el deseo de poder) lo que realmente motiva nuestros pasos. 

Así que esa noche, a pesar del desconsuelo que sentía por sus circunstancias personales, Viktor motivó a sus compañeros a dar sentido a ese sufrimiento para que se aferraran a la vida.

Como bien dice el lema de este 30º Aniversario de AVIFES, "Cada vida es un desafío". La vida es un desafío para todos. Y la historia de Viktor Frankl demuestra que, aún en las peores circunstancias, uno puede elegir la actitud con la que enfrentar ese desafío. 

Ahora vamos con mi desafío...

Cuando tenía 11 años, me lavaba las manos con lejía hasta hacerlas sangrar. Con 14, me costaba seguir la lección en el instituto y solía traspasar el papel de tanto repasar lo que acababa de escribir. Y a los 18, me resultaba imposible hablar con alguien sin repetir mis propias palabras.

Padezco TOC, Trastorno obsesivo-compulsivo. Un trastorno de ansiedad que puede tener un impacto tan alto en la vida de una persona que la Organización Mundial de la Salud lo incluye entre las 7 enfermedades psiquiátricas más discapacitantes. 

Y para mí, como para el millón de españoles que padecemos esta condición, el TOC hace que la vida sea un desafío cada día. 

Un desafío que enfrento de la mejor manera que puedo con lo que yo llamo las tres A: Autoestima, Actitud y Ahínco.



Autoestima
 Todos tenemos un don y son precisamente en muchas ocasiones el sufrimiento y las experiencias dolorosas que vivimos lo que nos capacita de un modo que ni siquiera habríamos sido capaces de soñar.  

 Sin embargo, a veces nuestra fe en nosotros mismos disminuye o desaparece. Y nos es complicado ver lo bueno que hay en nosotros. Recordar que somos únicos y especiales, como diamantes, es la llave para descubrirlo.

Voy a contarles una pequeña anécdota que me parece ilustrativa:

Hace años, mi representante me llamó para ir a un casting que tenía como finalidad escoger al protagonista de una campaña publicitaria de una gran empresa de telefonía móvil. Cuando llegué, todos parecían modelos de Calvin Klein: eran mucho más altos que yo, mucho más guapos y mucho más fuertes. Pensé que mi representante me había enviado por error a una audición que no era para mí. Así que salí del lugar y comencé a caminar hacia casa.
Hasta que me di cuenta de que me estaba diciendo “no” a mí mismo antes de que otro lo hiciera. Entonces decidí que a partir de entonces me iba a decir “SÍ” y que desde ese “sí” a mí mismo iba a relacionarme con el mundo.
Hice mi audición creyendo en mí y unos días más tarde mi representante me llamó para informarme de que había sido elegido como protagonista de la importante campaña.
Qué importante es decirse a uno mismo “sí”.

Actitud 
 Hablamos de aceptación. Es necesario aceptar el desafío que tenemos por delante y hacerle frente con actitud mental positiva. Una actitud mental positiva me ayuda a empoderarme sobre mis circunstancias mentales (en lugar de que mis circunstancias mentales tengan poder sobre mi).

Ahínco
 Por último, ahínco es la determinación para enfrentarse a ese desafío. Supone pasión por conquistar tu vida. Y perseverancia para volvernos a levantar cuando caemos, porque es seguro que habrá caídas. Pero si tenemos ahínco nos levantaremos con más determinación y fuerza. 

 Nuestro desafío de vida es en realidad nuestro maestro. El TOC es mi maestro. Porque me ha enseñado que no hay límites. A pesar de que yo era casi incapaz de hablar sin repetir mis frases, conseguí hacer realidad mi sueño de ser actor. A pesar de que leer un libro me llevaba meses y a veces me resultaba una hazaña casi inconquistable, conseguí escribir y publicar mi primer libro. 

 Así que, como dice Frankl en cierta medida ese desafío le ha dado y sigue dando sentido a mi vida. Y me ha enseñado lo que es el compromiso.


 Decía la poeta Susan Polis: "Mejorarse de la depresión requiere un compromiso. He hecho ese compromiso por mi amor a la vida y por mi amor a aquellos a los que amo".

Mejorarse del TOC y conquistar la libertad también requiere ese gran compromiso. Y yo he adquirido ese compromiso. Un compromiso que voy renovando día a día, momento a momento. Y que me ha hecho comprender que esos patrones mentales que parecían definitorios de mi destino no lo eran en realidad. 

Esos patrones mentales que parecen definitorios de tu destino no lo son. Tú sin ningún género de duda tienes la llave para que no lo sean. Tú tienes la llave para crear tu destino. Tú tienes la llave para convertir esta experiencia en una victoria. 

lunes, 10 de octubre de 2016

ME HICIERON CREER

¡Hola, Tocados!

El sábado tuve el honor de leer un poema de mi autoría en la concentración organizada por UMASAM (Unión Madrileña de Asociaciones de Salud Mental) en Madrid por el Día Mundial de la Salud Mental. 
Como el poema gustó y llegó -al parecer- al corazón de los allí presentes, lo comparto con vosotros esperando con toda humildad que os guste.



ME HICIERON CREER

Me hicieron creer.
Me hicieron creer 
que era diferente. 
Me hicieron creer 
que era más lento que los demás. 
Me hicieron creer 
que incluso podía ser peligroso.

No me dijeron que era único. 
Que mi modo de navegar la vida era especial. 
Que ningún barco se parecería jamás lo bastante al mío. 

Me hicieron creer
que tenía motivos para avergonzarme. 
Para esconderme. 
Para bajar la cabeza 
como un humillado polizón 
y dejar así que otros dictaran mi ruta.

No me dijeron que 
yo soy el capitán de mi vida. 
Que mi embarcación, 
aunque quizás desconchada, 
flota y navega. 
Que para llegar a mi destino, 
solo he de mirar al frente 
con la cabeza bien alta 
y los ojos cargados de sueños. 

Me hicieron creer que era débil 
y que podían hundirme con facilidad. 

No me dijeron que dentro de mí 
late la resiliencia de quien batalla 
contra una parte de sí mismo
y de quien ha sobrevivido 
a diez mil tormentas. 
Y que esa fuerza me haría resurgir 
de las profundidades cada vez 
con más determinación, 
dignidad y grandeza.

Me hicieron creer 
que no encontraría jamás para mí 
una diminuta isla 
en este basto océano de la vida. 
Y que mis talentos nunca serían valorados.

No me dijeron que todos 
tenemos al menos un don.
Al menos uno, 
que espera ser cultivado, 
nutrido y usado. 
Que ese don es único y especial 
y tiene su lugar en el mundo. 
No me dijeron que yo no necesitaba encontrar una isla 
con puertos en los que atracar. 
Porque todo el mar es mi hogar. 
Y todos los marineros, 
que luchan cada día en el océano embravecido de sus mentes, 
son mi familia. 

Me hicieron creer que no merecía 
el amor de los demás. 
Que jamás encontraría un alma compañera 
porque jamás nadie 
me querría si llegaba a conocer mis tormentas.

No me dijeron que hay personas 
que tienen la capacidad de mirar más allá 
de los efectos secundarios
del más intenso oleaje. 
Marineros que no se dejan asustar 
por una simple marejada. 
No me dijeron que es en esto 
en lo que consiste el verdadero amor. 
En aceptar al otro en sus naufragios. 

Y al final me di cuenta de que yo no necesitaba que nadie me dijera nada. 
Y me hice sordo a las palabras feas, 
a los malos consejos y a los prejuicios 
de una tripulación aún adolescente. 
Eduqué mi oído 
para solo escuchar 
el gps de mis sueños
y seguí navegando. 

Y en los mares de la vida, 
un día encontré un mensaje enterrado 
bajo los cantos de sirena 
de mi mente: 
Eres suficiente. 
Eres valioso.
Eres perfecto.

Y ya no me importó lo que me hubieran hecho creer. 
Porque a partir de entonces, 
solo existe este momento. 
Solo existe este lugar. 
Solo hay aquí y solo hay ahora. 
Y en el aquí y ahora de mi vida,
tengo que luchar 
muchas batallas cada día 
y ganar muchas guerras 
a la más insondable oscuridad. 
Pero sé -en mi corazón sé- que
soy suficiente. 
Soy valioso.
Y soy perfecto.

Y sé que también lo eres tú. 

Damián Alcolea


Recordamos a los que ya no están y que han luchado tanto 
antes que nosotros para que lleguemos donde estamos hoy. 
Sigamos luchando para mantener vivo su legado
y conseguir por fin la dignidad que merecemos.
Porque la merecemos. 

Feliz Día Mundial de la Salud Mental :-)



sábado, 2 de julio de 2016

SOBRE LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS

Transcripción de mi charla en Ignite Madrid #2
Google Campus 
14 de  Junio de 2016

"Cómo deje de obsesionarme por todo"

     Estoy en el andén de la estación rodeado de gente. El metro se acerca por el túnel. Y de pronto un pensamiento intrusivo me invade: tirarme a la vía. Es el pensamiento de "algo que yo no quiero hacer" pero ese pensamiento sigue adherido como velcro a mi mente. Y cuanto más lucho por huir de él más me posee.


     Padezco Trastorno obsesivo-compulsivo, TOC, un trastorno de ansiedad que sufrimos en torno al millón de españoles y cuyos síntomas principales (obsesiones y compulsiones) se confunden demasiado a menudo con ser maniático.

      Mi objetivo es acabar con el estigma para que una persona que esté sufriendo lo mismo que yo he sufrido, no se avergüence y pida ayuda cuanto antes. Pero romper el estigma que existe alrededor de una condición mental como esta es una tarea compleja. Y es sin ninguna duda asunto de todos. Implica que seamos tan valientes como para no juzgar lo que aún no hemos sido capaces de entender.

    Cuando la gente piensa en un paciente con TOC piensa en alguien que realiza rituales: quizá se lava en exceso o chequea constantemente el gas o las luces... Y esa no es necesariamente una imagen equivocada pero sí es desde luego una imagen incompleta. Porque hay pacientes que no hacen ninguna de esas cosas.
           

     Lo que sí tenemos en común es un elemento del que se habla menos y que está en el núcleo mismo del trastorno. Es la parte que no se ve y que provoca más vergüenza: las obsesiones.

     Estos pensamientos intrusivos altamente perturbadores conllevan a veces dudar sobre la integridad de las personas que más quieres o sobre la propia salud más allá de límites racionales. A veces son pensamientos que tienen que ver con la religión, con la sexualidad o con hacerse daño a uno mismo o incluso a los demás.


   Son pensamientos tan oscuros que te hacen pensar: ¿Por qué pienso esto? ¿Soy una persona horrible? Y en ese diálogo, nuestra ansiedad aumenta y acabamos estableciendo una relación de esclavitud con nuestros pensamientos.
           
    La mayor lección que he aprendido al respecto es que no podemos controlar los cerca de sesenta mil pensamientos que asaltan nuestra cabeza cada día. Lo sí podemos controlar no obstante es la actitud que vamos a adoptar ante esos pensamientos.

  Así que se trata de cambiar la relación que tenemos con nuestros propios pensamientos, particularmente con este tipo de pensamientos. ¿Pero cómo hacemos eso? Lo primero es comprender cómo funcionan.
           
    Las obsesiones son egodistónicas. Esto quiere decir que son lo más opuesto a nuestro carácter. O sea que tenemos estos pensamientos porque no queremos tenerlos  porque suponen ética y moralmente lo más opuesto a nosotros. Y es por eso que los sufrimos como una amenaza que tratamos de hacer frente de todos los modos posibles. 

   "En los momentos de ansiedad, no tratéis de razonar, pues vuestro razonamiento se volverá contra vosotros mismos". En lugar de eso, el filósofo Émile-Auguste Chartier (Alain) recomendaba muy acertadamente hacer flexiones o gimnasia.

     Una de las tácticas que a mí me resultan más efectivas es convertirme en un colador. Imagino que soy un colador y que los pensamientos me traspasan y desaparecen.

   

     En ese proceso, los reconozco. Los etiqueto como lo que son: "pensamientos obsesivos". Y los dejo marchar.

   Es decir reconozco mis pensamientos pero reconozco que yo no soy mis pensamientos. Y comprendo que experimentar una obsesión horrible no me hace una persona horrible.

   La meditación ha sido de gran ayuda en este proceso de cambio en la relación con mis pensamientos.

           
     
   De hecho, Jeffrey Schwartz, uno de los especialistas en TOC más reputados del mundo, confirmó la efectividad de esta herramienta en un experimento con pacientes con TOC en el que les enseñó a gestionar sus síntomas usando la meditación consciente; con esta técnica los pacientes se entrenaron en observar sus obsesiones con la parte más lúcida de ellos mismos aprendiendo a distanciarse de ellas. 

     Vuelvo al andén: Me veo ahí entre los raíles hecho papilla. Pero entonces respiro. RESPIRO. Y me doy cuenta de que solo es un pensamiento. Y de que tiene literalmente la importancia que yo le dé.

       En mi cabeza ahora solo puedo escuchar la famosa cita de Carl Jung "Lo que resistes, persiste. Lo que aceptas te transforma". Me meto en el vagón, dejo mi obsesión atrás y sonrío, porque una vez más he sido transformado.